La pobreza infantil en España: Evolución reciente y políticas

La pobreza infantil en España: Evolución reciente y políticas

La evolución reciente de la pobreza infantil en España , según el estudio realizado por FUNCAS , España tiene la tasa de pobreza infantil más alta de la Unión Europea: 29,2% de menores viven por debajo del umbral de pobreza, muy por encima de la media UE (19,3%). Además, el riesgo de pobreza o exclusión social entre menores (AROPE) alcanza un 34,6%, frente al 24,2% en la UE. Esta diferencia respecto a Europa ha aumentado en los últimos años (de +9,5 puntos en 2023 a +9,9 en 2024).

También en el informe se observa un incremento significativo de la brecha absoluta de pobreza infantil, que pasa de 228 euros en 2019 a 349 euros en 2024, lo que indica que los menores en situación de pobreza se alejan cada vez más del umbral mínimo de bienestar. Esta situación resulta especialmente acusada en hogares monoparentales, sin empleo o con bajo nivel educativo de los progenitores.

Las transferencias reducen la pobreza infantil solo 1–2 puntos, frente a 4–8 puntos en países con sistemas más fuertes (Francia, Alemania, Escandinavia). Los hogares sin empleo tienen hasta 34 puntos porcentuales más riesgo de pobreza infantil.  La elevada temporalidad, parcialidad involuntaria y bajos salarios limitan ingresos suficientes para muchos hogares con niños. España tiene solo ~2% de vivienda social, muy por debajo del promedio europeo (~7% o más). Otro elemento clave que explica la divergencia de España respecto a la media europea es la insuficiencia estructural de vivienda social y de alquiler asequible. En los países del norte y centro de Europa, entre el 15 % y el 25 % de los hogares tienen acceso a vivienda protegida o subvencionada, mientras que en España esta proporción apenas alcanza el 2 %. Esta limitación somete a los hogares con menores a un esfuerzo residencial excesivo, reduciendo su renta disponible y aumentando el riesgo de pobreza. En consecuencia, la fragilidad de la política de vivienda social se configura como un factor determinante de la vulnerabilidad de la infancia. Esto obliga a familias a dedicar gran parte de su renta a vivienda, reduciendo el dinero disponible para necesidades básicas de niños. Incluso entre hogares con padres con educación superior, la pobreza infantil es más alta que la media europea. El mercado laboral español constituye un factor estructural de riesgo para la infancia. Los hogares en los que ningún adulto trabaja presentan hasta 34 puntos porcentuales más de probabilidad de pobreza infantil. Además, se observa que incluso incrementos modestos en los ingresos laborales del hogar pueden generar un efecto acumulativo significativo en la reducción de este riesgo. Por tanto, el problema no radica únicamente en la falta de empleo entre los hogares con niños, sino también en los ingresos que esos empleos pueden proporcionar.

Las políticas que el informe Funcas sugieren, fortalecer las ayudas por hijo a cargo y hacerlas más universales, incentivar empleo estable con salarios dignos para progenitores, políticas de vivienda ambiciosas (más vivienda protegida para familias). Servicios de apoyo a la crianza para mejorar la conciliación familiar y laboral.